martes, 19 de junio de 2012

Portada realizada por Fermín  Solís


El autor de cómics extremeño Fermín Solís ha tenido el detalle con el IES Loustau-Valverde de diseñar la portada del número 3 de la revista "Cortiza".

Muchas gracias por todo Fermín.

Reflexiones sobre el Cómic

 Una transcripción anónima de los pensamientos, a este respecto, de Pablo Calvo  

 

¿Qué iba yo a decir? ¿Cómo enfocar este texto - artículo – reflexión? ¿Informar? ¿Ensayar? ¿Poetizar? De acuerdo, ordenaré mis ideas: no es cuestión de abatir al lector con digresiones ya, desde un primer momento. No obstante, no he de apurarme, esto no es más que mi pensamiento, está a salvo, en silencio, en el cobijo de mi mente... con la única posible excepción de que alguno de mis colegas del centro tenga poder telepático, como uno de esos superhéroes que apasionan a Luis Leal

Cuando vino Agapito, a principio de curso, a proponernos a Luis y a mí la posibilidad de hacer una charla (para el día del libro) dedicada a la historia del cómic, recuerdo que nos pareció estupendo, que podía ser interesante acercar a los alumnos este lenguaje, este medio de comunicación y de expresión artística, que seguro que para muchos sería nuevo, en tanto que abandonado en la infancia entre los juguetes del desván. Al menos algo así me sucedió a mí en su momento: dejé de leer cómics en la adolescencia, por desconocimiento, al encontrarme con una oferta limitada a los géneros más comerciales; hasta que a los veintipocos años me llamó mi hermano y me dijo: “tienes que leer un par de libros impresionantes”. Y me encontré con dos cómics monumentales: “Watchmen”, de Allan Moore y David Lloyd, y “Nausicaä, del Valle del Viento”, de Hayao Miyazaki... Y me quedé con la boca abierta. Este tipo de cómic, destinado a un lector más maduro, adulto o cómo queramos llamarlo, me sorprendió sobremanera: aquí hay un campo nuevo que explorar: todo un arte, me dije, denostado en el olvido. Después de esto comencé a investigar, buscando aquellos autores (dibujantes o guionistas), con los que iba encontrado afinidad. Empecé por el cómic americano: Will Eisner (celebérrimo autor de obras como “Contrato con Dios”, “La Avenida Dropsie” y “Spirit”); Allan Moore (“V de Vendetta”, “La liga de los hombres extraordinarios”, “La balada de Halo Jones”); Frank Miller (con su depurada estética de la violencia en “Sin City” o “300”)… Muy interesante, un estilo atractivo, un guión en ocasiones de una densidad apabullante… Decido continuar con el cómic europeo: desde Hugo Pratt y su “Corto Maltés”, Hergé y “Tintín”, Edgar P. Jacobs con “Blake y Mortimer”, Goscinny/Uderzo y “Asterix” o Charlier/Giraud y su “Blueberry”. Pero, en mi caso, la pasión por el cómic surge un poco después, al encontrarme, de casualidad, con “El garaje hermético”. Como su propio título hace intuir, se trata de una obra experimental, de hecho realizada desde la más pura improvisación de su autor, el genial Moebius (alias que emplea Jean Giraud, en sus trabajos más innovadores e independientes, imbuidos de una creatividad sin freno). Me impresiona su obra como dibujante, en colaboración con el polifacético guionista chileno Alejandro Jodorowsky, con creaciones memorables como “El Incal”, “La juventud de John Difool” o “El corazón coronado”; y también su labor como autor (guión y dibujo) en “Arzak”, “Los mundos de Edena” o “El hombre del Cigurí”. No quiero hacer un catálogo exhaustivo de recomendaciones respecto al noveno arte, pero sí debería, si consigo escribir finalmente el artículo para Cortiza que tengo en mente, citar obras mayúsculas como “El Etenauta” (cómic argentino de Oesterheld y Barreiro), “Persépolis” (de la iraní Marjane Satrapi), o “Maus” (premio Pulitzer del gran Art Spiegelman)…

 *** 

Hablando con nuestro amigo Agapito llegamos a la conclusión de que lo mejor era hacer una presentación gráfica que apoyase la charla sobre historia del cómic, y además contar con la participación de otros apasionados lectores de tiras y viñetas, como José Manuel Corchero o Javier López Iniesta. Finalmente, celebramos el evento con una afluencia masiva de alumnado de todos los niveles educativos (que literalmente no cabían en el aula de usos múltiples de nuestro instituto), el día 9 de noviembre del año pasado. Hablamos de todo lo que se nos ocurrió, desde el cómic clásico americano y europeo, al cómic de superhéroes, experimental y de autor, haciendo hincapié en el cómic español, desde el tebeo de aventuras como “El Capitán Trueno” o “El Jabato”, a la historieta de humor de autores célebres como Ibáñez (“Mortadelo y Filemón”, “13 Rue del Percebe”, “El botones Sacarino”) o Escobar (“Zipi y Zape”, “Carpanta”), que tuvieron que mostrar una sociedad irreal para pasar la censura de la España franquista... Serán autores posteriores, como Carlos Giménez en “Paracuellos” o “Barrio”, quienes nos muestren las vergüenzas y contradicciones de aquel régimen. Esta presentación comprendió 80 diapositivas y resultó apasionante. 

 
A raíz de aquella idea inicial comenzaron a aparecer nuevas propuestas, y decidimos fundar un grupo de trabajo, con el que continuar en esta labor de difusión del cómic y fomentar, a su vez, su uso didáctico como recurso educativo que, habida cuenta de su lenguaje directo, su soporte gráfico y su temática múltiple, podía servir de apoyo a las distintas materias a trabajar con nuestro alumnado, sea cual sea la asignatura, área, módulo o disciplina de que se trate. Así, hemos realizado una serie de exposiciones, destacando la de portadas de cómics clásicos americanos (en su temática de superhéroes), ubicada en la cafetería de nuestro centro (“Cachicafé”), y la de páginas elaboradas por los alumnos en clase de Dibujo, con Matilde Granados. Igualmente, realizamos una visita al Festival Internacional de Cómics “AmadoraBD. La Fiesta del Humor”, en Amadora (Portugal), el día 2 de noviembre, en la que nuestros alumnos y alumnas pudieron disfrutar en vivo de los entresijos de la creación y promoción de este mundillo. 

 

*** 

Una de las cosas que más me impresionan del cómic es la potencialidad de su lenguaje. En su magnífico “Entender el cómic” Scott McCloud nos habla precisamente de la riqueza de este arte, de su capacidad para, mediante dibujos estáticos, símbolos y transiciones entre viñetas, representar el movimiento, la acción, la emoción, el tiempo. Si yo fuese un historietista intentaría narrar en varias páginas algunas ideas que a veces quiero expresar empleando palabras y palabras y más palabras, entre las que, en no pocas ocasiones, acabo naufragando.

 En este sentido, últimamente he conocido a diversos autores, de estéticas muy distintas, pero con una capacidad para captar la emoción, para narrar a través de las imágenes, realmente demoledora. Uno de ellos es el australiano Shaun Tan; en su obra “Emigrantes” muestra las vivencias y sentir de un recién llegado a patria extraña, donde desconoce el idioma, las costumbres, la forma de vestir, pensar, vivir… y se narra sólo con dibujos, sin una sola palabra… El segundo es el francés Manu Larcenet; su cómic “Los combates cotidianos” habla de un joven lleno de talento e ilusiones, junto a inquietudes, dudas y contradicciones; los hechos que acontecen en la historia son, precisamente, cosas habituales, que nos pueden pasar a cualquiera de nosotros a diario y que son, claro está, los que mueven el mundo y marcan la evolución de las personas (leyendo este cómic lloré, aunque, evidentemente, no pienso reconocerlo si escribo en Cortiza)… El tercero del que pretendo hablar es del extremeño Fermín Solís, al que descubrí con “Buñuel en el laberinto de las tortugas”. Se trata de una obra excelente, con un estilo propio, que se me antoja a veces expresionista, a veces surrealista. En ella, el autor nos habla del proceso previo y del propio rodaje de la conocida película “Las Hurdes: Tierra sin pan”, del director aragonés Luis Buñuel. Por esta obra, Fermín Solís estuvo nominado al Premio Nacional de España en el año 2008, lo cual no ha venido sino ha ratificar la madurez alcanzada por el autor, ya premiado anteriormente a Mejor Autor Revelación (año 2004) en los certámenes más importantes del cómic en nuestro país, a saber: el Expocómic de Madrid y el Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Aprovechando la escasa distancia geográfica y en el afán de dar a conocer su obra y su experiencia, le invitamos a nuestro instituto para dar una charla, que finalmente se celebró el pasado 30 de marzo, de nuevo con el aula de usos múltiples abarrotada. Lo cierto es que fue un evento que resultó muy enriquecedor, en el que el autor, desde una gran cercanía y amabilidad, desveló las inquietudes que le llevaron a escribir títulos como “Los días más largos”, “El año que vimos nevar” o “Mi organismo en obras”, obras más personales donde muestra las vivencias de Martín Mostaza, alter ego del propio Fermín, desde la infancia, la adolescencia y la juventud; “Un pie tras otro”, de carácter más experimental; “Dan Laxante, detective cotidiano”, de corte humorístico; o “Astro-Ratón y Bombillita”, dirigido al público infantil. Nos habló de sus influencias, de su técnica y de su evolución como creador… en fin, del Cómic como Arte. He de decir también que vamos a celebrar durante el mes de mayo, en este nuestro IES, y de José Loustau y José María Valverde, un curso impartido por él, sobre el lenguaje y la técnica del cómic y su aplicación como recurso didáctico... ¿Qué más se puede pedir? 


 *** 

Bien. Más o menos de estas cosas quiero hablar en ese artículo para Cortiza. Ahora toca escribirlo, buscar las palabras, ajustar el lenguaje, darle un poco de ritmo, despertar el interés, captar la atención del lector, huir de lo redundante, procurar ser objetivo… ¡Madre mía! Y encima estoy fuera de plazo, con Agapito echando ya espuma por la boca de puro hartazgo hacia mi persona… Además, ahora que lo pienso, aún ni he citado las obras que ha empleado Matilde en su clases, en colaboración con el departamento de francés… ni las que ha manejado José Luis Sánchez en latín y griego… ni la labor de Sebastián Santos a la cámara, grabando los videos de las charlas, ni el ingenio del propio Agapito o de Luis Clemente y Antonio Escobar, para trabajar con el cómic en sus clases de Diversificación, PCPI o Automoción respectivamente… ¿Y qué pasa con Chema Parejo y su pasión con “Mafalda”, del gran Quino? También he de hablar de Luis García del Pozo y sus dibujos al estilo de Forges… Y de tantos y tantos dibujantes que no he mencionado, como Juan Giménez, Alberto Breccia, Enki Bilal… o de la temática del superhéroe (¡Luis Leal me deja de hablar!). ¡Esta labor es inabarcable! Decididamente, es preferible no escribir el dichoso texto: ¡al final acabaría molesto todo el centro conmigo, por inexacto, tendencioso y pedante…! No cabe duda: ahora mismo llamo a nuestro colega de extraescolares y le pongo alguna excusa… O mejor, cuando me pregunte mañana le soltaré: “¿Qué iba yo a decir…?”.

 Pablo Calvo Rosales 

 *** 

Nota del transcriptor: En efecto, hay un telépata en el IES Loustau – Valverde. Viendo a Pablo meditabundo en el centro, me surgió la curiosidad y espié en su mente. Me sorprendió la índole de sus reflexiones y decidí tomar notas. Evidentemente, no pienso revelar mi identidad, por la cuenta que me trae: ¡este tipo me planta una denuncia en menos que canta un gallo! Espero que disculpe mi intromisión y esta transcripción no autorizada de sus pensamientos… Si al final me descubre, le diré que ¡me lo pidió Agapito!

Anónimo