martes, 19 de junio de 2012


El trabajo en Valencia de Alcántara a finales

 del s. XVIII.

A. Dorado Alejos

 


La finalidad de este trabajo es observar la ocupación de los distintos agentes sociales en Valencia de Alcántara a finales del Antiguo Régimen. Este siglo se caracterizó por un fuerte crecimiento económico basado en la producción de manufacturas y el aumento de la explotación agricultura y ganadería, hechos derivados de la política seguida por los ilustrados quienes, observando lo ocurrido en Inglaterra, establecieron la derrota de mieses, los cercados y el acotamiento de tierras como eje central de dichos cambios1. Esta nueva situación produjo una mejora de las condiciones de vida y un aumento demográfico en todo el Estado. Sin embargo, en las postrimerías del siglo, este proceso se ralentizó motivado por distintas guerras2, las malas cosechas y las epidemias3, que provocaron una crisis de mortalidad y, por tanto, una retracción demográfica4.

Esta roturación provocó tensiones con el Real Consejo de la Mesta5 y con los colectivos filiados a dicha institución6. Este es el caso de los terratenientes, quienes no explotaban sus tierras, o no hacían nada para mejorarlas, y los ganaderos, que vieron reducidos buena parte de los pastizales que desde hacía siglos disfrutaban.7 No obstante, hubo un grupo importante que se aprovechó de estas políticas: los agricultores. La roturación de tierras hizo que una parte importante de la población se dedicara a estas tareas.

Se entiende que las medidas llevadas a cabo en años precedentes hubieron de repercutir en la distribución de la tierra y, por tanto, de la ocupación de las personas. Para ello se ha consultado el Alistamiento General del nº de vecinos del estado general, nobles y privilegiados, mozos sujetos al sorteo como los esento [sic.]8, realizado en el año 1795. En este documento podemos encontrar el nombre de la persona y su ocupación, así como el número de viudas y personas con algún tipo de enfermedad o dolencia que les eximen del servicio militar.

A mediados del s. XVIII, la disminución del reclutamiento voluntario comenzaba a disminuir, no siendo capaz de cubrir las bajas de los militares licenciados. En los años 1783 y en 1795, motivadas por la Guerra de la Convención9, se realizaron dos levas extraordinarias y es aquí donde encontramos el origen de este documento.

Los grupos resultantes del recuento, realizado sobre 1115 personas, quedaría constituido del siguiente modo:
El sector primario se compone de hortelanos, jornaleros, labradores, hacendados y ganaderos, granjeros y pastores. El sector secundario estaría conformado zapateros, sastres, tejedores de lienzos, zurradores, albarderos, carpinteros, aserradores, herradores, cerrajero y plateros y, por último; un sector terciario mucho más heterogéneo compuesto por transportistas (arrieros y carreteros), barberos, tenderos, funcionariado como cabos y sargentos de urbanos, escribanos, administradores de correos, tenientes de inválidos, abogados de los Reales Consejos, y profesiones liberales como boticarios, médicos, cirujanos y maestros.
Entonces, ¿cuál es la situación de Valencia de Alcántara a finales del Antiguo Régimen? No podemos decir que tenga un comportamiento distinto al resto de las ciudades de su categoría a finales de este periodo. A partir de este estudio se observa que la villa orienta su producción al sector primario (45%), siendo jornaleros, hortelanos y labradores el grueso de la cadena productiva de este sector y, menos importantes, pastores, granjeros y ganaderos10. Estos datos se han de poner en relación con el aumento de las tierras de labor del último tercio de s. XVIII. No obstante, se observa la existencia de un importante grupo de jornaleros, indicativo de una desigual distribución de estas tierras que estarían en posesión de la nobleza, la burguesía y la Orden de Alcántara, desde el proceso de Conquista11. Aparecen, por otro lado, un pequeño grupo de propietarios, hacendados y hortelano, que manifiesta un cierto acceso a las tierras, que serían explotadas en régimen intensivo e irán a satisfacer los mercados de abastos locales.

El sector secundario, ocupa tan sólo a un 7% de la población registrada en el alistamiento, dato ha de interpretarse como una falta de sustrato industrial en la villa que provoca que las actividades artesanales e industriales queden relegadas a un segundo lugar.12 El retroceso de este sector, que venía produciéndose desde mediados de siglo en Extremadura, ocupa sobre todo a oficios relacionados con el textil, el cuero y el calzado, hecho que podemos hacer extensible al resto de la provincia de Extremadura.13 La producción de este sector, también se destinaría al ámbito local y, en el mejor de los casos, al comarcal. 

Por su parte, el sector terciario (48%), da trabajo a algo menos de la mitad de la población, un dato interesante que se deriva del alto número de funcionarios y cuerpos de seguridad del Estado. Dentro de este grupo se ha de hacer una distinción entre aquellos que ocupan cargos de alta responsabilidad, como son el de Abogado de los Reales Consejos, Capitán Agregado del Estado Mayor o Prior Síndico General Mayor, y situados en los puestos más bajos de esta trama funcionarial, como son los cabos y los sargentos de urbanos.

El primer grupo estaría compuesto por la casta nobiliar de la villa, grupo que per se no necesita grandes ingresos para subsistir, ocuparía estos puestos para buscar el control de la política local y tratar de influir en ella de modo que puedan obtener todo tipo de beneficios. Sería para estas clases para quienes trabajaron gran parte de los sirvientes14 y guardas de campo15 fueron utilizados como mero elemento identitario de su status social; a mayor número de sirvientes, mayor el status del propietario.16

El segundo grupo, mucho más amplio, estaría compuesto por personas pertenecientes al pueblo llano. Las retribuciones obtenidas de este trabajo hubieron de ser escasas y es, por ello, por lo que muchos necesitaron de actividades complementarias a partir de las cuales poder satisfacer las necesidades familiares. Estas actividades adicionales estuvieron frecuentemente relacionadas con el campo ocupándose como jornaleros, hortelanos, labradores y hacendados, aunque también se dedicaron, en menor medida, a la artesanía o al sector servicios; lo que sí es cierto es que son éstas las únicas personas que aparecen pluriempleadas. Por otro lado, este amplio grupo debió necesariamente tener relaciones con los cargos de poder, que les permitió formar vínculos verticales que lograran proporcionarles ciertas ventajas económicas, proporcionándoles un status social diferenciado con respecto a los demás ciudadanos del pueblo llano.17

En cuanto a la distribución del tejido laboral, se observa un mayor grado de actividades terciarias en las zonas periféricas filiadas al pueblo llano como arrieros, carreteros o servidumbre y, al contrario un mayor número de nobles y burgueses en las zonas anejas al centro de la villa, como Teniente de Inválidos, Teniente de Urbanos, Abogado de los Reales Consejos o Capitán Agregado del Estado Mayor. Del mismo modo se distribuyen los índices de pobreza, hallándose una mayor cantidad de viudas y pobres en las áreas periféricas lugares que, por otro lado, poseen mayores densidades de población y hacinamiento que provocaría una mayor afección de enfermedades derivadas de la falta de higiene18 (paludismo19 o del tabardillo20). Otras enfermedades, como el carbunco21, debieron afectar también en mayor medida a estas áreas debido al gran número de pastores y granjeros que, en muchos casos, entraron en contacto con animales infectados.

 Notas:
1 SÁNCHEZ SALAZAR, F. (2002): ‘Derrota de mieses y cercados y acotamientos de tierras: un aspecto del pensamiento agrario en la España del siglo XVIII’, Estudios agrosociales y pesqueros, 195, pp. 81-120.
2 GARCÍA-SANZ MARCOTEGUI, Á y ZABALZA CRUCHAGA, M. Á. (1983): ‘Consecuencias de la Guerra de Convención en Navarra. La crisis de mortalidad de 1794-1795’, El Príncipe de Viana, nº 44, pp.63-87.
3 SANCHEZ LORA, J. L. (1980), Demografía y análisis histórico. Ayamonte 1600-1860. Tesis de Licenciatura inédita, Sevilla, p. 380
4 FLORES BAUTISTA, J.C. y MORENO GONZÁLEZ, M (2000): ‘La muerte hecho y fenómeno en Valencia de Alcántara (1740-1811)’, Coloquios Históricos de Extremadura, en http://www.chde.org/index.php?option=com_content&view=article&id=330:la-muerte-hecho-y-fenomeno-en-valencia-de-alcantara-1740-1811&catid=36:2000&Itemid=53 [visto el día 21 de enero de 2011]. En la actualidad esta crisis de subsistencia está en cuestión como se deriva de los estudios realizados por Héctor García Montero sobre el nivel de vida biológico, en cuyo estudio se muestra que la estatura media de los españoles, influenciada por su alimentación, denota una cierta estabilidad que sólo se rompe a partir de las generaciones nacidas a mediados de la década de 1780, pero que podría deberse a problemas alimenticios en años precedentes. GARCÍA MONTERO, H (2010): El nivel de vida biológico de los españoles a finales del antiguo régimen, Departamento de Historia e Instituciones Económicas II, Universidad Complutense de Madrid, en http://www.ucm.es/centros/cont/descargas/documento17968.pdf [consultado el lunes, 21 de mayo de 2012].
5 RODRÍGUEZ CANCHO, M. (1985): “Defensa de la agricultura extremeña a finales del siglo XVIII: quejas y protestas”, Norba, Revista de Historia, 6, pp. 185-190.
6 LLOPIS AGELÁN, E. (1993): ‘La formación del "desierto manufacturero" extremeño: El declive de la pañería tradicional al final del Antiguo Régimen’, Revista de Historia Industrial, 3, p. 53.
7 RODRÍGUEZ CANCHO, M. (1985):Op. Cit. p. 185.
8 Archivo Histórico Municipal de Valencia de Alcántara, Sección Quintas y Reemplazos, 1795, ‘Alistamiento General del nº de vecinos del estado general, nobles y privilegiados, mozos sujetos al sorteo como los esento [sic], 1795’, s/f.

9 Tratado de Basilea. […] En cambio a la restitución que se trata en el artículo IV, el Rey de España, por sí y sus sucesores, cede y abandona en toda propiedad a la República Francesa toda la parte española de la Isla de Santo Domingo en las Antillas […] REGINO ESPINAL, F. B. (2007): ‘En El Tratado de Paz de Basilea, Toussaint Louverture y Napoleón Bonaparte, 1795-1803’, Boletín del Archivo General de la Nación, Vol. XXXIII, 121, p. 305-309

10 A finales de siglo esta actividad estaba en pleno retroceso. MELÓN JIMENEZ, M. A. (1985): “Una forma de propiedad de la tierra en la Extremadura del Antiguo Régimen: las encomiendas de la orden de Alcántara”, Norba, Revista de Historia, 6, pp. 182-183.
11 A modo de ejemplo, a mediados del s. XVIII, la Orden de Alcántara tenía en posesión 4 encomiendas en Valencia de Alcántara: Esparragal, Herrera, Mayorga y Piedrabuena, de donde obtenían un total de 153.924 rs. en arrendamientos. En MELÓN JIMENEZ, M. A. (1985): Op. Cit. pp. 179-184.
12 LLOPIS AGELÁN, E. (1993): Op. Cit., p. 45.
13 LLOPIS AGELÁN, E. (1993): Op. Cit., p. 48.
14 En Cáceres, por ejemplo, las retribuciones de este grupo oscilaban ente los 10 y los 16 Rs. mensuales, en GRANJEL, M. (2009): Médicos y élites locales en la sociedad extremeña del s. XVIII, LLULL, Revista de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas, 32, p. 330.
15 En el monasterio de Real Cartuja de Nuestra Señora de Aniago de Valladolid, los guardias de campo recibían 4 Rs, dato que nos puede ayudar a calcular aproximadamente la remuneración que éstos pudieron recibir. Cf. LÓPEZ GARCÍA, J. M. (1982): ‘Economía monástica y sociedad rural en Valladolid durante el Antiguo Régimen: la Real Cartuja de Nuestra Señora de Aniago’, Anales de la Universidad de Alicante. Historia Moderna, 2, p. 83-134.
16 GRACÍA CÁRCAMO, J (1995), Criados contra amos: La condición social de los sirvientes y los conflictos económicos con sus patronos en Vizcaya (siglos XVIII y XIX). Cuadernos de Sección. Historia-Geografía, 23, pp.115-116
17 IMIZCOZ, J.M.: ‘Comunidad, red social y élites. Un análisis de la vertebración social en el Antiguo Régimen’ en IMÍZCOZ, J.M., (Dir.) (1996): Elites, poder y red social. Las élites del País Vasco y Navarra en la Edad Moderna (Estado de la cuestión y perspectivas). Univ. del País Vasco, Bilbao, pp. 13-50.
18 PESET, J. L. y M. (1978) ‘Epidemias y sociedad en la España del Antiguo Régimen’, Estudios de Historia Social, 4, p. 7.
19 PEDRO-PONS, A. (1973): Patología y Clínica médicas, tomo IV, Salvat Editores, Barcelona.
20 En el caso de Ayamonte, ciudad fronteriza como la que aquí trato, se contabilizaron crisis de aprovisionamiento, hambre y enfermedades en los 1752, 1754, 1757-1762, 1774, 1775, 1785-1788 y 1793, que curiosamente coinciden con los picos de crecimiento de mortandad de la tabla III. Cf. SANCHEZ LORA, J. L. (1980), Demografía y análisis histórico. Ayamonte 1600-1860. Tesis de Licenciatura inédita, Sevilla, p. 380.
21 NÚÑEZ ROLDÁN, F. (1988): ‘Enfermedades, hospitalidad y terapéutica en las comarcas onubenses a final del Antiguo Régimen. Enfermedades, hospitalidad y terapéutica en las comarcas onubenses a fines del Antiguo Régimen’, Huelva en su historia, 2, pp. 451-490

No hay comentarios:

Publicar un comentario